Primera causa de ceguera
La diabetes mellitus es una enfermedad que cursa con un aumento de glucosa, consecuencia de una deficiencia de insulina que normalmente es secretada por nuestro páncreas. La glucosa alta en la sangre lesiona los vasos sanguíneos del interior del ojo, provocando la retinopatía diabética.
Los primeros cambios que aparecen corresponden a pequeñas hemorragias en la retina que no causan ningún síntoma al paciente. Después de varios meses o años sin tratamiento, la retinopatía se convierte más agresiva, llamada retinopatía proliferativa, donde crecen nuevos vasos sanguíneos en la retina y también en el iris, que por su debilidad pueden romperse con facilidad provocando una hemorragia que ocupa todo el interior del ojo, llamada hemorragia vítrea.El paso siguiente es la formación de membranas sobre la retina, la cuales pueden encogerse, y causar un desprendimiento de retina traccional.
El edema macular es otra variante de daño por diabetes, en este caso los vasos sanguíneos de la retina tienen fugas de líquido en la zona central llamada mácula, la visión se vuelve borrosa. El glaucoma neovascular es otra complicación de la retinopatía diabética, corresponde a un aumento de la presión del ojo, con efectos devastadores para la visión. El tratamiento en este caso corresponde a gotas oftálmicas, y en un porcentaje importante el implante urgente de una válvula de derivación de liquido para disminuir la presión, y evitar así el daño del nervio óptico.
Si la glucosa en sangre persiste alta durante tiempo prolongado, los vasos sanguíneos más pequeños del cuerpo se lesionan. En el ojo existen vasos muy pequeños que se encuentran ubicados en la retina (que es la estructura nerviosa que nos permite la visión) la cual, al afectarse, compromete la red que suministra el oxigeno necesario para que las células del ojo continúen su metabolismo, como consecuencia, se crean nuevos vasos sanguíneos para suplantar la deficiencia a la que se somete. El inconveniente es que la calidad de vasos nuevos es mala, lo que ocasiona que colapsen y provoquen sangrados y fuga de plasma; todo este daño, lo vemos representado en la revisión del fondo de ojo por hemorragias retinianas y vítreas, edema de la mácula (edema = acúmulo de líquido, mácula = zona central y más importante de la retina).
En casos aún mas avanzados, los vasos sanguíneos nuevos se acompañan de crecimiento de tejido sobre la retina, el cual, forma membranas y debido a su capacidad contráctil, provoca una tracción sobre retina hasta llegar a desprenderla, lo cual compromete gravemente la visión.
Es un término general para denominar los trastornos de la retina causados por la diabetes mal controlada. Los primeros cambios que aparecen corresponden a pequeñas hemorragias en la retina y tortuosidad de los vasos sanguíneos, éstos no causan ningún síntoma al paciente. Después de varios meses o años sin control de la glucosa en sangre, y por lo tanto más daños en los vasos sanguíneos, la retinopatía se vuelve más agresiva y es llamada retinopatía proliferativa.
En la retinopatía diabética proliferativa, crecen nuevos vasos sanguíneos, los cuales inician en la retina, pueden crecer hacia el vítreo y posteriormente se observan en el iris (estructura que otorga el color a nuestros ojos: cafés, azules etc.), estos neovasos son frágiles y pueden romperse con facilidad al realizar esfuerzos o de manera espontánea, provocando una hemorragia que ocupa todo el interior del ojo llamada hemorragia vítrea. Esta hemorragia, generalmente tiene un inicio súbito e induce una visión muy deficiente e incapacitante. Si en esta etapa no se realiza ningún tratamiento, el siguiente paso es un desprendimiento de retina traccional, el cual necesita repararse por medio de una cirugía de retina.
El edema macular es otra variante de daño causado por diabetes. En este caso, los vasos sanguíneos de la retina tienen fugas de líquido en la zona central llamada mácula, ocasionando visión borrosa que va desde leve hasta gravemente afectada.
El glaucoma neovascular es otra complicación grave de la retinopatía diabética. Corresponde a un gran aumento de la presión en el ojo, llevando rápidamente a provocar efectos devastadores para la visión. El tratamiento inicial en este caso corresponde a gotas oftálmicas y posteriormente el implante urgente de una válvula de derivación de líquido, la cual será determinante en la disminución la presión y así evitar el daño irreversible del nervio óptico.
En las primeras fases de la enfermedad, los síntomas están ausentes, en la fase proliferativa, el paciente puede ver puntos que refiere como “moscas flotantes”, tener visión borrosa (ya sea de inicio súbito en el caso de una hemorragia vítrea o gradual si el origen es edema macular).
Los pacientes con diabetes tienen una probabilidad mayor de desarrollar cataratas a edad más temprana, estas puede causar también visión borrosa, deslumbramiento o alteración de la visión de los colores. En el caso de presentar un glaucoma neovascular, los síntomas corresponderían a un dolor intenso de inicio súbito, pérdida de la visión y ojo rojo.
En la mayoría de las personas se puede prevenir la ceguera con tratamientos como láser argón, el cual se realiza en el consultorio bajo anestesia local. Consiste en realizar diminutas quemaduras en la retina en zona especificas y con suma exactitud, evitando que los vasos sanguíneos de mala calidad sigan creciendo y sangrando, así como sellando fugas de los mismos. Cuando hay desprendimiento de retina o una hemorragia considerable se debe realizar una vitrectomía, que consiste en una limpieza interna de la sangre y gel del ojo, además de eliminar las membranas y limitar el desprendimiento de retina. Hay dos tipos de tratamiento para el edema macular: tratamiento con láser y medicamentos inyectados en el ojo, ambos para bloquear la fuga de líquido y en consecuencia mejorar la visión.
Cuanto antes se diagnostique la retinopatía, mayor probabilidad de que dichos tratamientos tienen éxito. Es importante destacar que el daño por diabetes en los ojos es tratable, siempre y cuando se atienda de manera pronto y en fases iniciales. Si el paciente y el medico ponen de su parte y cada uno se compromete con la enfermedad, la tasa de éxito es muy alta. Por el contrario, si el paciente no tiene compromiso con su enfermedad y no sigue al pie de la letra las instrucciones del medico oftalmólogo o si por su parte no hay un seguimiento y tratamiento organizado y compromiso por parte del médico, la enfermedad sin duda alguna acabara con la vista del paciente y posteriormente incluso con su vida.
Láser argón: médicamente se le llama fotocoagulación retiniana. Este tipo de láser se aplica sobre la retina, el procedimiento se lleva a cabo en el consultorio y bajo anestesia local; se puede llegar a sentir leve dolor durante el procedimiento. Esta fotocoagulación consiste en realizar diminutas quemaduras en la retina (en zona especificas y con suma exactitud), lo cual evita que los neovasos sanguíneos de mala calidad sigan creciendo y sella fugas de los mismos que ya se han generado; otro de los beneficios que aporta es que, al disminuir el área de retina no útil, se ahorra oxigeno, el cual se prefiere para la zona central de la retina (mácula) que es el punto de la retina más importante para la visión. Los efectos secundarios que puede provocar esta fotocoagulación son: disminución de la adaptación luz-oscuridad, del campo visual periférico y una baja transitoria de la agudeza visual.
Inyecciones intravítreas: se trata de introducir al ojo medicamentos antiangiogénicos, los cuales inhiben (de forma muy específica) la formación de vasos sanguíneos nuevos y la fuga de líquido de los mismos. Actualmente existen varias moléculas disponibles, que se diferencian en la dosis, costos y efectividad. Estos medicamentos se aplican directamente en el ojo (en la zona especifica en donde no se produce daño), el medicamento es depositado en la cavidad vítrea y se absorbe en la retina deteniendo así la progresión de la retinopatía diabética, eliminando los vasos sanguíneos recién formados y evitando que continúen las fugas de líquido.
Vitrectomía: cuando ya se ha producido un desprendimiento de retina o una hemorragia considerable que no se absorba en un tiempo estimado de 1 mes, se debe realizar una vitrectomía, que consiste en la limpieza interna de la sangre y gel del ojo, eliminar las membranas y limitar el desprendimiento de retina que ya se tiene, este procedimiento lo realiza un oftalmólogo cirujano de retina.
La vitrectomía se realiza a través de pequeñas incisiones de menos de 1 milímetro en la esclera (parte blanca del ojo), las cuales serán las vías de acceso hacia el interior del globo ocular; ya en el interior, dichos puertos permitirán el manejo de iluminación con fibra óptica, del vitrector (este último es una punta que corta y aspira el gel y sangre mencionados) y de una una infusión continua de agua para mantener la presión del ojo; en el procedimiento, se retiran las membranas que han traicionado la retina y se aplica láser sobre la misma. Al final se inyecta gas o aceite de silicon para ejercer presión en la retina y ayudar a que se adhiera nuevamente, así como evitando resangrados.
Cuanto antes se diagnostique la retinopatía, mayor probabilidad de éxito tendrán los tratamientos antes mencionados.
La gran mayoría de los pacientes que reciben estos tratamientos, son referidos a oftalmología por médicos generales, familiares o internistas, sin embargo son pocas las personas que acuden regularmente a un control y revisión de su enfermedad (diabetes) y muchas menos las que consultan de manera preventiva, esto, aunado al control deficiente y malos hábitos, lleva a que la enfermedad progrese y por lo tanto tenga un diagnostico tardío y un pronostico visual pobre.
Los pacientes portadores de diabetes mellitus a los que no se les ha diagnosticado retinopatía diabética, deben ser revisados por el oftalmólogo por lo menos una vez al año y una vez establecido este diagnóstico (retinopatía diabética), las revisiones deberán ser aún más frecuentes, el oftalmólogo será quien indique la periodicidad de las consultas, esto de acuerdo al grado de evolución en el que se encuentre la enfermedad.
CP. 06760, México, DF.
Lunes a Viernes: 8:00 a 20:00
Sábados: 8:00 a 16:00
SANITARIO: DR. ALFREDO RODRÍGUEZ GARCÍA.
CÉD. PROFESIONAL:443446
CÉD. ESP. 4795080